“Falleció mientras dormía en su domicilio y en profunda paz. De a poquito dejó de respirar”, dijo su secretario Ariel Silva, minutos antes que los medicos firmaran el acta que certificaba su muerte.
Luego de concerse la muerte del célebre escritor, el gobierno uruguayo decretó duelo nacional y dispuso que su velatorio se desarrolle con honores patrios desde las 12H00 GMT del lunes en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, sede del Congreso, señaló el vicepresidente de la República, Rodolfo Nin Novoa.
La frase del título con el que Ciudad de tango encabeza la noticia en este blog pertenece al presidente de la República O. del Uruguay, Dr. Tabaré Vazquez, quien al ser consultado por los colegas de la prensa dijo «Los poetas como Benedetti no mueren, se siembran»
El pasado 6 de mayo, luego de 12 días de hospitalización, el escritor fue dado de alta, ya que según informaron sus familiares, había “respondido excelentemente al tratamiento médico instituido, lo que determinó que se otorgara el alta a domicilio”.
En aquel momento, se informó que el escritor se retiraba “estable, lúcido y que no requería otras medidas médicas salvo a las que era sometido antes de ser internado”.
El escritor estuvo hospitalizado cuatro veces el año pasado en Montevideo debido a diversos problemas físicos.
En su última aparición pública, en diciembre de 2007, Benedetti fue condecorado con la Orden Francisco de Miranda por el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en un acto que se celebró en la Universidad de la República, en Montevideo.
Ese día Benedetti, que ya presentaba un estado físico deteriorado, fue saludado con una ovación de varios minutos en una abarrotada sala de actos de la universidad.
Benedetti fue autor de más de ochenta libros de poesía, novelas, cuentos y ensayos, así como de guiones de cine, fue galardonado con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (1999), el Premio Iberoamericano José Martí (2001) y el Premio Internacional Menéndez Pelayo (2005).
Su última obra publicada, el poemario “Testigo de uno mismo”, fue presentada en agosto del año pasado.
Antes de su último ingreso, Benedetti estaba trabajando en un nuevo libro de poesía cuyo título provisional es “Biografía para encontrarme”.
Al conocerse de la noticia de su muerte medios internacionales resumieron la noticia con estas palabras: “El escritor Mario Benedetti murió hoy en Montevideo y dejó huérfana a la literatura uruguaya y latinoamericana de uno de sus poetas y narradores más prolíficos, venerado por generaciones por su ética social y su melancólico canto a la vida”.
Benedetti abordó todos los géneros literarios, en los que reflejó una mirada crítica de izquierda que le llevaría al exilio y a ser, hasta sus últimos días, un firme detractor de la política exterior de Estados Unidos.
Sus poesías fueron cantadas por autores como Joan Manuel Serrat, Daniel Viglietti, Nacha Guevara, Luis Pastor o Pedro Guerra, y sus novelas más famosas llevadas al cine, como “La tregua” (1974) o “Gracias por el fuego” (1985), a cargo del director argentino Sergio Renán.
Este exponente por antonomasia de la llamada generación uruguaya de 1945, la “generación crítica”, nació el 14 de septiembre de 1920 en Paso de los Toros, en el Departamento de Tacuarembo.
En 1928 comenzó sus estudios primarios en el Colegio Alemán de Montevideo, donde, según contaba el propio Benedetti, gustaba de escribir en verso las lecciones e incluso sorprendió a sus maestros con un primer poema en ese idioma.
Antes de dedicarse a la escritura, Benedetti hizo de taquígrafo, cajero, vendedor, librero, periodista, traductor, empleado público y comercial, oficios que supusieron un contacto con la realidad social de Uruguay que fue determinante a la hora de modelar su estilo y la esencia de su escritura.
Entre 1938 y 1941 residió en Buenos Aires y en 1945 ingresó en el semanario Marcha como redactor y publicó su primer libro, “La víspera indeleble”, de poesía.
Residió en París entre 1966 y 1967, donde trabajó como traductor y locutor para la Radio y Televisión Francesa, y luego de taquígrafo y traductor para la UNESCO.
En 1968 fundó en La Habana el Centro de Investigaciones Literarias de la Casa de las Américas, que dirigió hasta 1971, y encabezó el Departamento de Literatura Latinoamericana de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad de Montevideo, entre 1971 y 1973.
En los setenta desarrolló una intensa actividad política, como dirigente del Movimiento 26 de Marzo, del que fue cofundador en 1971 y al que representó en el Frente Amplio, coalición izquierdista que alcanzó el poder en 2005.
Su obra
En una época trepidante, el escritor uruguayo publicó obras como “Esta mañana y otros cuentos” (1949), “Poemas de oficina” (1956), “Ida y vuelta” (1958) y “La tregua” (1960).
En 1949 Benedetti avanzó en su carrera periodística con su labor en la destacada revista literaria Número, compaginando al tiempo sus tareas de crítico con una carrera imparable como escritor.
Con el golpe militar de 1973 renunció a su cargo universitario y se exilió, primero en Argentina y después en Perú, donde fue detenido, deportado y amnistiado.
Benedetti se instaló en Cuba en 1976 y un año más tarde se trasladó a Madrid, donde permaneció hasta 1985, cuando, con el fin de la dictadura uruguaya, puso fin a doce años de exilio.
Entre las obras de esta época aparecen “Letras del continente mestizo” (1967), “Inventario 70″ (1970), “El escritor latinoamericano y la revolución posible” (1974) y “Con y sin nostalgia” (1977).
Su obra teatral “Pedro y el capitán” (1979) fue representada en Madrid en 1981 y un año después aparecieron sus “Cuentos” y la novela “Primavera con una esquina rota”.
En 1984 publicó “Geografías” y “El desexilio y otras conjeturas” y tres años después, tras volver a Uruguay, se convirtió en miembro del Consejo Editor de la revista de izquierdas Brecha.
De 1985 data su colaboración con Joan Manuel Serrat en el disco “El sur también existe”.
A partir de entonces su producción es imparable, con títulos como “Despiste y franquezas” (1991), “La borra del café” (1993), “Andamios” (1996) y los poemarios “Mas acá del horizonte” (1997) y “La vida, ese paréntesis” (1998).
En la década siguiente aparecieron “El porvenir de mi pasado” (2003), “Memoria y esperanza, un mensaje para los jóvenes” (2004) y los poemarios “El mundo que respira” (2001), “Existir todavía” (2004) y “Vivir adrede” (2007), entre otros.
Numerosas distinciones
Benedetti recibió numerosas distinciones, entre ellas la Medalla Haydee Santamaría del 30 aniversario de la Casa de las Américas en La Habana (1989) y la Medalla Gabriela Mistral del Gobierno chileno (1996).
Además, el premio León Felipe de España a los valores cívicos (1997), el Iberoamericano José Martí y el Internacional italiano de Literatura La Cultura del Mar, ambos en 2001, año en que también fue nombrado “Ciudadano Ilustre de Montevideo”.
El escritor, doctor Honoris Causa por universidades de España, Uruguay y Argentina, quedó viudo en 2006 de Luz López Alegre, con quien se había casado en 1946.
En 2007 fue condecorado con la Orden Francisco de Miranda en grado de ‘generalísimo’ por el Gobierno venezolano y en 2008 obtuvo el I Premio ALBA del Fondo Cultural de la Alternativa Bolivariana para las Américas en la categoría de Letras.
http://www.telesurtv.net/noticias/secciones/nota/50086-NN/murio-el-celebre-escritor-uruguayo-mario-benedetti/
«Soy un escritor leído, nada más»
El autor de ´La tregua´ Mario Benedetti resume su vida y su obra y reconoce que ahora está “tranquilo y en paz”. “Tengo el corazón solo y enfermo; ahora la poesía se forma en mi mente”, dice.
Está delicado de salud y ya no desea hacer muchos viajes, aunque tampoco piensa en dejarnos. Pero algo de él se fue con su esposa, Luz, y con la antesala de su adiós, que empezó mucho antes con esa enfermedad que es el Alzheimer. Eso sí, está convencido de que nunca dejó de saber quién era. Benedetti sigue con sus cinco sentidos y su capacidad intelectual tan viva como cuando leemos sus letras a través de los personajes de sus novelas, sus cuentos y, sobre todo, su poesía. Porque además de manejar el lenguaje de la palabra tiene el don de transmitir en sus versos sentimientos tan intensos que, si somos capaces de leerlos hacia dentro, nos creeremos que han sido escritos para nosotros. Y es que Mario Benedetti, hombre discreto y poco dado a dar que hablar, tiene todo que contarnos en el inmenso regalo que es su obra.
-¿Se nace poeta?
-Sí. Desde niño quise y pensé que sería poeta. Aunque las circunstancias y la vida de aquellos momentos hicieron que me demorase bastante en publicar mi primer libro.
-¿Es la literatura una forma de vida?
-Las convicciones, la experiencia, la forma de mirar la vida es, tal vez, lo que nos diferencia a los poetas del resto de la humanidad. Pero es algo en lo que se piensa ahora, cuando ya el tiempo no existe. Sin las prisas de la vida activa. En esta calma que nos llega cuando los años se nos vienen encima.
-Varios de sus libros han sido llevados al cine. ¿Está satisfecho de estas adaptaciones?
-De unas más y de otras, menos. Por ejemplo ´La tregua´, que es la que más éxito ha tenido, aunque al principio hubo algunos desacuerdos entre el director, Sergio Renán, y yo, me ha ido gustando con el tiempo. Los desacuerdos tuvieron que ver con que los dos éramos inexpertos. Para él era su primera película y para mí, mi primera novela llevada al cine. Pero, eso sí, incluso en esos momentos de desencuentro, reconocí que Sergio era un gran director de actores. Ahora he vuelto a ver la película y reconozco que me gusta más que cuando se estrenó.
-¿Qué impresión siente un escritor al ver, por primera vez en la pantalla, una película basada en una novela suya?
-Cuando uno escribe un libro siempre es inevitable ponerle rostro a los personajes. Después, cuando les ves en la pantalla, son otros a los que el autor imaginó. Pero eso es así y forma parte del trasvase de un género al otro. Son artes distintos. Y, por ejemplo, en ´Las sorpresas´, que estaba basada en tres cuentos míos, de dos hice el guión, pero tuve que cambiarles yo mismo hasta las actitudes de los personajes para pasar al cine. Son lenguajes distintos el que se habla en el cine y el de la literatura.
-¿En qué medida usted y otros escritores latinoamericanos se beneficiaron del famoso ´boom´ de la literatura latinoamericana?
-El ´boom´ lo formaron inicialmente cuatro grandes escritores: Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar y Carlos Fuentes que, curiosamente, vivían todos fuera de sus respectivos países. El ´boom´ tuvo ciertas connotaciones mercantiles, pero, a su vez, puso sobre el tapete la literatura latinoamericana y a partir de ahí se empezó a investigar y a buscar a los demás. No podía ser que en un continente tan grande sólo hubiese cuatro grandes escritores. Esa búsqueda generó una atención, sobre todo, hacia la novela, aunque cuando el ´boom´ apareció yo ya tenía dos o tres libros publicados en España. Incluso la novela ´Gracias por el fuego´ había sido finalista de un importante concurso, pese a que la censura española no permitió la publicación de la novela.
-Cuentos, ensayos, novelas… Pero siempre poesía.
-Sí. Yo soy, sobre todo, poeta. La poesía tiene que ver con los sentimientos del poema, no con la edad. Pese a todo ahora, escribo poesía. Hay jóvenes que empiezan su carrera literaria eligiendo la poesía porque creen que se trata de un género más fácil. Pero se equivocan. Es un género con muchas más dificultades que otros. A veces se puede escribir en verso libre, pero no se dan cuenta de que, para ello, antes hay que partir del conocimiento de los clásicos, saber manejar los métodos, partir de endecasílabos, dos o tres, o alejandrinos en tres o cuatro líneas y que son versos clásicos cortados. Ahora que es cuando más tiempo tengo para pensar creo que es así como Picasso, para romper la figura, tuvo que demostrar primero que sabía reproducirla de forma exacta.
-¿Cómo ha sido su vida?
-Está siendo larga. En cada vida hay muchas vidas. Hasta uno mismo se sorprende. Hace nada siempre buscaba tiempo para escribir. Me definí a mí mismo como “un escritor sin tiempo”. Temporadas agobiantes de viajes, talleres, seminarios,todo ello me acompañaba ella. Ahora, el corazón, solo y enfermo, descansa. Y la poesía se forma en la mente, con los recuerdos y los sueños.
-Antes de vivir de la literatura trabajó en muchos oficios. ¿Eso es lo que ha hecho que su obra se entienda como ´comprometida´?
-En aquellos tiempos la economía no daba para vivir de escribir. La vida daba duro y no quedaba otra que hacer casi de todo. Tuve que vivir la realidad de mi país como la vivíamos todos. Pero lo de ´comprometida´ fue un cartel que me pusieron los que no se comprometían con nada. Era más una descalificación. Lo que sí tengo claro y siempre ha sido así es que, a la hora de escribir, primero tienes que funcionar como escritor en el género que sea y después, comprometerte. Porque por muy magnífico que sea el mensaje social o político, si la palabra es torpe o está mal utilizada, al final se vuelve contra ese mensaje. Pero yo no lo he hecho para ser o no comprometido. Ha sido espontáneo, como una manera de entender y de llevar mis vivencias.
-Mirando hacia atrás cuando comenzó a juntar letras, con medida o sin ella, ¿se imaginaba siendo quien es, un autor al que leerán y admirarán nuestros nietos?
-Soy un escritor leído, con una literatura difundida, pero nada más. Lo que sí he intentado es ser coherente, entre otras cosas para llegar a este momento tranquilo y en paz.
Entrevista publicada el 20 de Mayo 2008 en http://www.laopinióndemalaga.es/
BANDONEON
Mario Benedetti (1978-1979). Cotidianas.
me jode confesarlo
pero la vida es también un bandoneón
hay quien sostiene que lo toca dios
pero yo estoy seguro que es troilo
ya que dios apenas toca el arpa
y mal
fuere quien fuere lo cierto es
que nos estira en un solo ademán purísimo
y luego nos reduce de a poco a casi nada
y claro nos arranca confesiones
quejas que son clamores
vértebras de alegría
esperanzas que vuelven
como los hijos pródigos
y sobre todo como los estribillos
me jode confesarlo
porque lo cierto es que hoy en día
pocos
quieren ser tango
la natural tendencia
es a ser rumba o mambo o chachachá
o merengue o bolero o tal vez casino
en último caso valsecito o milonga
pasodoble jamás
pero cuando dios o pichuco o quien sea
toma entre sus manos la vida bandoneón
y le sugiere que llore o regocije
uno siente el tremendo decoro de ser tango
y se deja cantar y ni se acuerda
que allá espera
el estuche.
En un notable poema, el escritor uruguayo Mario Benedetti registra el impresionante episodio que prohibió difundir tangos durante la última dictadura militar en Argentina (periodo 1976-1983). En esa época, se prohibió la propalación de una lista de tangos, en la que figuraron varios cantados por Gardel. En este poema, Benedetti mezcla títulos y frases de tangos con episodios recientes de la política local de los últimos años. Señala la prohibición como la divisoria de aguas que colocó a Gardel del lado del pueblo:
SUBVERSION DE CARLITOS EL MAGO
Mario Benedetti
... la verdad es que fuiste genialmente cursi
y soberanamente popular...
te metiste no sólo en los boliches
sino también entre pecho y espalda...
y así gardeliaban los obreros y las costureritas
pero también los altísimos burgueses...
Pero en algún lado sucedió algo
Tu noche triste o tu requiesca in pace
Acaso fue la piba que murió en la picana
O el verdugo mayor que viste en el periódico
Compungido y procaz ante la sangre joven.
Todo es mentira/mentira ese lamento
Pero es seguro que sucedió algo
algo que te movió el gacho para siempre
Fue entonces que sacaste de la manga
Los 6 o 7 tangos con palabras rugosas
Y empezaste a cantarlos como nunca
Hasta que el cabo le avisó al sargento
Y el sargento se lo dijo al teniente
Y el teniente al mayor y al coronel
Y el coronel a todos los generales
Que esa noche disfrutaban de wagner
Y no bien acabó el crepúsculo de los dioses
Te juzgaron culpable de ser pueblo
Y de asistencia a la subversión
Y así entraste en la franja de los clanes
De modo que se acabaron todas las dudas
Y las cavilaciones y los chismes
Ya no sobre toulouse o tacuarembó
Te llevaste el secreto a Chacarita
Sino sobre con cuáles estabas o estarás
Vale decir, con ellos o con nosotros
Quién sabe si supieras
Pero ahora sí está claro para siempre
Tomaste partido contra los jailaifes y la cana
Y estás con nosotros
Bienvenido mago,
Compañero morocho del abasto
DEFENDER LA ALEGRIA
Mario Benedetti
Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas
defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos
defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias
defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres
defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa
defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría