Este sexteto integrado por jovenes musicos uruguayos cuyas edades promedian los 22 años, surge con el compromiso de abordar el estilo creado por Miguel Caló y Osmár Maderna y su repertorio estará integrado fundamentalmente por obras de estos maestros o que fueran creados en la llamada «Década de oro del tango» de 1940.
Orquesta típica Toledo Toth «Los bohemios del tango» está integrada por:
Javier Toledo, piano
Nario Recoba, primer bandoneón
Estaban Toth, segundo bandoneón
Maximiliano Vélez, primer violín
Diego Revello, segundo violín
Juan Andrés Chilindrón, contrabajo
Sebastian Rey y Luis Lerroi, vocalistas
El debut será con entrada libre y gratuita el día viernes 24 de julio de 2009, 19.30 hrs. en la Sala José E. Rodó del Ateneo de Montevideo.
Javier Toledo, piano
Nario Recoba, primer bandoneón
Estaban Toth, segundo bandoneón
Maximiliano Vélez, primer violín
Diego Revello, segundo violín
Juan Andrés Chilindrón, contrabajo
Sebastian Rey y Luis Lerroi, vocalistas
El debut será con entrada libre y gratuita el día viernes 24 de julio de 2009, 19.30 hrs. en la Sala José E. Rodó del Ateneo de Montevideo.
Orquesta típica Toledo Toth «Los bohemios del tango» cuenta con el padrinazgo de «Ciudad de tango» y «Tangos a media luz»
MIGUEL CALO, breve reseña
Es uno de los grandes directores de orquesta de los años 40-50, lo que caracteriza la segunda parte de su carrera comenzada en los años 20 por el aprendizaje del bandoneón y el violín.
Hasta 1939, su orquesta en la cual Miguel producido tiene el piano Nijensohn un sonido que lo sitúa entre Osvaldo Fresedo y Carlos di Sarli . Los cantantes Roberto Calo, su hermano y Carlos Dante son de esta primera aventura.
En 1945, Miguel Calo se rodea con otro pianista y compositor de enorme envergadura, Osmar Maderna que lo acompaña en la adaptación a las evoluciones del tango de entonces. Los cantantes Raul Iriarte, Jorge Ortiz y sobre todo Raul Beron, descubierto por , Armando Pontier. Es totalmente notable que grandes músicos hayan integrado su orquesta, tales como: Armando Pontier, Domingo Federico, Eduardo Rovira, Julian Plaza.
Hasta 1939, su orquesta en la cual Miguel producido tiene el piano Nijensohn un sonido que lo sitúa entre Osvaldo Fresedo y Carlos di Sarli . Los cantantes Roberto Calo, su hermano y Carlos Dante son de esta primera aventura.
En 1945, Miguel Calo se rodea con otro pianista y compositor de enorme envergadura, Osmar Maderna que lo acompaña en la adaptación a las evoluciones del tango de entonces. Los cantantes Raul Iriarte, Jorge Ortiz y sobre todo Raul Beron, descubierto por , Armando Pontier. Es totalmente notable que grandes músicos hayan integrado su orquesta, tales como: Armando Pontier, Domingo Federico, Eduardo Rovira, Julian Plaza.
La orquesta de Miguel Caló será recordada por la ejecución del mejor tango, el que trasciende su tiempo y que hoy es valorada por sus grandes condiciones artísticas.
Miguel Calo nació el 28 de octubre de 1907 y se tomó la nube el 24 de mayo de 1972 .
OSMAR MADERNA, breve reseña
Pianista de marcada inclinación romántica, es considerado el Chopin del tango. De toque sutil y casi etéreo, ligero y sugerente, opuesto a cualquier énfasis, ampulosidad o marcación enérgica, creó todo un estilo orquestal basado en las mismas líneas. Con esquemas armónicos simples y transparentes, sus arreglos concebían fantasiosos solos alternados de piano, bandoneón y violín. Su modalidad, surgida hacia 1940, impregnó toda aquella década, contrastando tanto con la variante populista (ejemplo saliente de la cual fue Juan D'Arienzo) como con la académica (Aníbal Troilo). Su tango huye de la reciedumbre y del trazo grueso, pero también de cualquier pretensión sinfónica. Prefiere la emoción austera y la expresión precisa, en un ejercicio de permanente autocontención.
En octubre de 1939 fue convocado por el bandoneonista Miguel Caló para cubrir la deserción del pianista Héctor Stamponi. Maderna cambió la historia de esa orquesta, aunque interactuando con otros jóvenes músicos de talento que la integraban o fueron incorporándose a ella, como el violinista Enrique Mario Francini y los bandoneonistas Eduardo Rovira, Armando Pontier y Domingo Federico, todos los cuales alcanzarían vuelo propio tiempo después. De aquella experiencia quedaron ochenta grabaciones antológicas, como las de los instrumentales "Sans Souci", de Enrique Delfino, o "Inspiración", de Peregrino Paulos, entre otras, que permiten apreciar tanto el concepto orquestal de Maderna como sus inefables solos. No puede omitirse tampoco la gravitación de cantores de gran mérito, como Raúl Berón, Alberto Podestá, Jorge Ortiz y Raúl Iriarte, este último no el mejor pero sí el más identificado con esa orquesta.
Aquella etapa deslumbrante culminó en 1945, cuando Maderna e Iriarte acordaron independizarse para integrar un binomio. Pero éste tuvo corta vida. El vocalista volvió con Caló -que era mejor empresario que músico-, y Osmar siguió adelante con su propia orquesta. Maderna grabó en 1946 para el sello uruguayo Sondor sus dos primeros discos de pasta. Sobresale allí el instrumental "Chiqué", un clásico de Ricardo Luis Brignolo que el pianista tamiza con su estilo. Pero se destaca también, en dos temas, el cantor Orlando Verri, que sería el de mayor gravitación en la historia de esta orquesta. En mayo de ese mismo año inicia sus registros en la Argentina para el sello Víctor, hasta totalizar 52 temas con su último disco, el 29 de marzo de 1951. Un mes después, el 28 de abril, pereció pilotando su propio avión.
Maderna contó con otras voces importantes, como las de Mario Corrales (quien luego triunfaría con la orquesta de Carlos Di Sarli, rebautizado Mario Pomar), Héctor de Rosas (posteriormente vocalista del primer quinteto de Astor Piazzolla) y Adolfo Rivas. Pedro Dátila fue, a su vez, el vocalista de numerosas grabaciones de la orquesta. De los tangos instrumentales que compuso Maderna el más difundido es "Lluvia de estrellas", que como otros traducen su doble carácter de pianista romántico (muy influido por el Chopin de los valses y los nocturnos) y aviador. También es célebre su "Concierto en la luna", y ya menos "Escalas en azul", pese a la belleza de su tema. El mayor suceso lo alcanzó con su vals "Pequeña", con letra de Homero Expósito, que Maderna grabó en 1949 con la voz de Héctor de Rosas. Otras páginas destacables son los tangos "La noche que te fuiste", con José María Contursi, "Volvió a llover" y "Rincones de París", ambos con Cátulo Castillo.
Tras el accidente fatal, el violinista Aquiles Roggero, su paisano y compañero de toda la vida, dio continuidad a su estilo con la Orquesta Símbolo Osmar Maderna durante la década del '50. Adolfo Rivas fue la principal voz de ese notable conjunto. Entre las grabaciones de esta orquesta figura "Notas para el cielo", un tango que el pianista Orlando Trípodi escribió en homenaje a Maderna, cuyo lugar había tomado ante el teclado. Caló continuó apegado al madernismo, aun después de haber perdido el concurso de su creador.
En octubre de 1939 fue convocado por el bandoneonista Miguel Caló para cubrir la deserción del pianista Héctor Stamponi. Maderna cambió la historia de esa orquesta, aunque interactuando con otros jóvenes músicos de talento que la integraban o fueron incorporándose a ella, como el violinista Enrique Mario Francini y los bandoneonistas Eduardo Rovira, Armando Pontier y Domingo Federico, todos los cuales alcanzarían vuelo propio tiempo después. De aquella experiencia quedaron ochenta grabaciones antológicas, como las de los instrumentales "Sans Souci", de Enrique Delfino, o "Inspiración", de Peregrino Paulos, entre otras, que permiten apreciar tanto el concepto orquestal de Maderna como sus inefables solos. No puede omitirse tampoco la gravitación de cantores de gran mérito, como Raúl Berón, Alberto Podestá, Jorge Ortiz y Raúl Iriarte, este último no el mejor pero sí el más identificado con esa orquesta.
Aquella etapa deslumbrante culminó en 1945, cuando Maderna e Iriarte acordaron independizarse para integrar un binomio. Pero éste tuvo corta vida. El vocalista volvió con Caló -que era mejor empresario que músico-, y Osmar siguió adelante con su propia orquesta. Maderna grabó en 1946 para el sello uruguayo Sondor sus dos primeros discos de pasta. Sobresale allí el instrumental "Chiqué", un clásico de Ricardo Luis Brignolo que el pianista tamiza con su estilo. Pero se destaca también, en dos temas, el cantor Orlando Verri, que sería el de mayor gravitación en la historia de esta orquesta. En mayo de ese mismo año inicia sus registros en la Argentina para el sello Víctor, hasta totalizar 52 temas con su último disco, el 29 de marzo de 1951. Un mes después, el 28 de abril, pereció pilotando su propio avión.
Maderna contó con otras voces importantes, como las de Mario Corrales (quien luego triunfaría con la orquesta de Carlos Di Sarli, rebautizado Mario Pomar), Héctor de Rosas (posteriormente vocalista del primer quinteto de Astor Piazzolla) y Adolfo Rivas. Pedro Dátila fue, a su vez, el vocalista de numerosas grabaciones de la orquesta. De los tangos instrumentales que compuso Maderna el más difundido es "Lluvia de estrellas", que como otros traducen su doble carácter de pianista romántico (muy influido por el Chopin de los valses y los nocturnos) y aviador. También es célebre su "Concierto en la luna", y ya menos "Escalas en azul", pese a la belleza de su tema. El mayor suceso lo alcanzó con su vals "Pequeña", con letra de Homero Expósito, que Maderna grabó en 1949 con la voz de Héctor de Rosas. Otras páginas destacables son los tangos "La noche que te fuiste", con José María Contursi, "Volvió a llover" y "Rincones de París", ambos con Cátulo Castillo.
Tras el accidente fatal, el violinista Aquiles Roggero, su paisano y compañero de toda la vida, dio continuidad a su estilo con la Orquesta Símbolo Osmar Maderna durante la década del '50. Adolfo Rivas fue la principal voz de ese notable conjunto. Entre las grabaciones de esta orquesta figura "Notas para el cielo", un tango que el pianista Orlando Trípodi escribió en homenaje a Maderna, cuyo lugar había tomado ante el teclado. Caló continuó apegado al madernismo, aun después de haber perdido el concurso de su creador.
Osmar Héctor Maderna nació el 26 de febrero de 1918 y se tomó la nube el 28 de abril 1951.